FRUTO
Durante el siglo XIX el puerto de Dénia era el principal punto de embarque de este producto.
La comercialización de pasas enriqueció a toda la comarca. El destino de buena parte de la producción era Inglaterra, donde la pasa alicantina se convirtió en uno de los ingredientes imprescindibles de uno de los dulces típicos de la repostería inglesa: el ‘plum cake’. También llegaba pasa alicantina a Estados Unidos, Canadá y Francia. Las exportaciones adquirieron tal volumen que, con el fin de abastecer la demanda, los cultivos de uva fueron creciendo y se extendieron en un radio de 100 kilómetros, llegando a otros comarcas de Alicante y de Valencia.
Actualmente, en la Comunidad Valenciana, la producción de pasa se extiende por las comarcas de la Marina Alta, la Safor y, en menor medida, la Costera, la Vall d’Albaida, la Ribera Alta y la Marina Baixa.
LA TRANSFORMACIÓN DE LA CIUDAD
Durante el siglo XIX, Dénia fue el epicentro de este ajetreo económico que tuvo una gran influencia en la expansión urbana, apareciendo nuevas calles y construyéndose grandes casas señoriales para la nueva burguesía, creada por el comercio de la pasa. Se crearon grandes almacenes para el comercio de las pasas en la calle Carbonell, calle La mar, plaza del Convent y Patricio Ferrandiz, esta última dio pie al ensanche sur de la ciudad. Un gigante de este comercio fue la compañía Wholeshle Cooperative Society. En consonancia a este gran comercio se establecieron las fábricas de envases, las serrerías y otros negocios complementarios.
A partir de la calle Carlos Sentí en dirección hacia el puerto, la arteria estaba ocupada por 3 cines y teatros: El Palacio del Sol, El Teatro Circo y El Salón Moderno. Hoteles y casinos llenaban la ciudad. Dénia estaba en la época de mayor esplendor. En el MUSEO ETNOLÓGICO de la ciudad podrás conocer una muestra de las vestimentas, mobiliario y estilo de vida de la burguesía que surgió durante esta época de esplendor económico así como también, una muestra de las herramientas y ropajes de los jornaleros que trabajaban en el secado de la pasa y maquetas y muestras de cajas en las que se exportaba la pasa a las principales urbes de Europa y América del Norte.
Las tierras se poblaron de grandes casas de labranza y riuraus, construcción autóctona para resguardar la pasa del rocío y de la lluvia durante el proceso de secado.
EL PROCESO DE L'ESCALDÁ
El proceso tradicional de secado de los granos de uva es sencillo, pero laborioso. Los racimos, después de haber sido escaldados en una mezcla de agua y sosa cáustica (proceso conocido como l’escaldá’ y declarado Bien de Interés Cultural Inmaterial). Se escalda sumergiendo la uva dentro del agua hirviendo con sosa, apenas diez segundos, para que se corte la piel y acelerar el proceso de deshidratación y secado. Las uvas se sitúan sobre placas realizadas con cañas y se exponen al sol, pero por la noche se colocan a cubierto en los ‘riuraus’ para que la humedad no les afecte. Los cañizos se apilan separados con unos tacos de madera ("pilons") para que circule el aire entre ellos. Al día siguiente se vuelven a exponer al sol y a mitad del proceso, es decir, al tercer o cuarto día, se da la vuelta a los racimos para que se sequen por ambos lados. En una semana, los granos de uva se han convertido en pasas. Los riuraus nacieron para resguardar estos cañizos del rocío y de la lluvia. Estos edificios marcaron el paisaje de la Marina Alta desde el siglo XVIII y actualmente se celebra la FIESTA DE L'ESCALDÀ, a finales de agosto, en Jesús Pobre, entidad local menor de Dénia: CONSULTAR AQUI
LA CAÍDA DEL COMERCIO DE LA PASA
A principios del siglo XX la plaga de la filoxera llegó a la Marina Alta y arrasó los campos de pasa por lo que buena parte de los productores tuvieron que cambiar de cultivo para subsistir, plantando cítricos en zonas de riego o almendros en zonas de secano. Otros productores abandonaron el campo y se pasaron a la industria juguetera, que hasta el boom turístico fue en gran medida el motor económico de Dénia.
Las fábricas que hacían las cajas de madera para el embalaje y transporte de las pasas tuvieron que cerrar su negocio. Aprovecharon las herramientas, la maquinaria de las fábricas y la madera de las cajas para crear juguetes de madera. Muchos temporeros pasaron a ser empleados de la industria juguetera. En 1914 Pedro Riera Mulet creo la primera industria juguetera de madera torneada en Dénia. Diez años antes , en 1904 los Hermanos Ferchen (mercaderes de la pasa alemana) ya se habían asentado en Dénia creando la primera industria juguetera hispano-alemana, que se dedicaba exclusivamente ha fabricar juguetes de lata serigrafiada.
Os recomendamos visitar el MUSEO DEL JUGUETE de la ciudad para disfrutar de la exposición de una amplia variedad de juguetes de la época.
recetas
recetas